lunes, 26 de septiembre de 2011

El Padre perdido

en los días pasados el Papa Benedicto XVI visitó su país natal Alemania. Se encontró con una ola masiva de críticas y protestas. Un comentario aparecido en el diario Die Zeit:

Iglesia Católica


Católicos alemanes buscan distancia hacia su Papa. Quieren una Iglesia más acá de caprichos autoritarios
 Ein Plakat von Benedikt XVI. vor dem Freiburger Münster
Antaño los ateístas eran humanos dignos de lamentar. No tenían un Dios, estaban solitos en el Universo, y no sabían adonde va el último viaje. En esto desde Feuerbach no ha cambiado mucho, pero en estos días los cristianos deben envidiar a los ateos. Porque quien no tiene Dios, tampoco tiene Papa. Y quien no tiene Papa,  no necesita distanciarse de él. Aquellos católicos empero, quienes en Alemania se oponen en cantidad cada vez más numerosa contra Benedicto XVI como Restaurador de la Iglesia, y cuyos mejores argumentos hace años se pierden en el viento, se avergüenzan de la celebración de lo existente. Se ve su reclamo urgente de reforma, se oye el silencio tronador de la Curia, y se piensa en Arno Schmidt quien una vez escribió: "Si yo no fuera ateo de  nacimiento, ver a Alemania me transformaría en uno."

Qué es en realidad tan insoportable en este Papa alemán? Porqué el Movimiento del Pueblo Iglesia necesitaba saludarlo con algunos cientos de mensajes críticos? Porque el mismo no soporta al mundo. Benedicto llama a la sociedad libre "la dictadura del relativismo" y una "cultura de la muerte". Estiliza la religión a una guardiana del grial de la moral, y con ello no solo afronta a los ateos, sino a todos que estiman como progreso a nuestra ética ilustrada, nuestras leyes independientes de dioses. Cuando Joseph Ratzinger todavía era jefe de la Congregación de la Fe, explicaba porque Roma no necesita de una democratización intra-empresa: "Sabemos que la democracia misma es un intento temerario, que la decisión según el principio de la mayoría puede regular solo un marco determinado de cosas humanas. Se transforma en cosa viciosa si se extendiera a cuestiones de la verdad, del mismo bien."  Lo que es verdadero y bueno, no se puede discutir?

Esto es el núcleo de una teología despótica. Pero no hay que ser teólogo para entender a raíz de tales frases porque el Vaticano bajo la egida de Benedicto no avanza. Benedicto teme la democracia. Si Iglesia debe hacerse tan autocrática como supuestamente siempre lo fue.  Como si no hubiese existido el eterno conflicto intra-católico acerca de la esencia de Papismo y la autoridad de instrucción de Roma. Como si no incluso en los momentos más dogmáticos de la Iglesia un teólogo como Ignaz von Döllner hubiese dicho: "Para nosotros la Iglesia Católica no es idéntica con el Papismo."

Con razón ahora se critica al Papa en Alemania, la que no solo es protestante, sino además la patria del idealismo. De Hegel sabemos qué es una religión "externizada": se viste en oro, pero no conoce movimiento interno pensante. Brilla una última vez, antes de paralizarse espiritualmente. Por ello se oponen ya no solo católicos de izquierda como Hans Küng, no solo disidentes como Eugen Drewermann y amigos de protestantes como Gotthold Hasenhüttl, sino considerables dos tercios de todos los teólogos universitarios católicos - y también conservadores como David Berger, el ex editor de la revista "Theologisches".

"Si el nuncio romano se empeña en las Naciones Unidas para que estados como Uganda puedan seguir castigando a la homosexualidad con la pena capital, entonces esto está en contradicción con nuestra comprensión jurídica", dice Berger. Una y otra vez el Vaticano en cuestiones de ley internacional se esté colocando del lado de Irán, haciéndose cómplice de crímenes. "Entonces los mullahs presentan en internet fotos de jóvenes homosexuales de 17 años, ahorcados en una grúa de construcción. Qué tiene esto que ver con libertad de religión?" En protesta, Berger se salió de la Iglesia en cuanto a corporación de derecho público, pero sigue viéndose como católico. Además, en su libro bestseller "Der heilige Schein" (El Parecer Sagrado, juego de palabras alemán que a la vez significa "el halo") se confiesa homosexual, para fustigar la hipocresía de la Curia. "El que Benedicto falte el respeto a los derechos de la persona individual y pone en contra la democracia la dictadura de la verdad, no encaja con nuestros principios libertarios."

Berger no quiere negar que reformas son difíciles. Pero en el comienzo de la Iglesia las verdades tampoco caían del cielo, sino se habrían conformado a través del encuentro comunitario con el Evangelio. Él está con Tomás de Aquino, quien veía a teología y filosofía como formas independientes del pensamiento, que muestran el camino hacia el futuro.  Benedicto en cambio tendría una debilidad por Bonaventura, quien veía a la filosofía como inquilina de la teología. "El Papa pone la razón bajo tutela. Mira a un abismo de la perdición y ve como única salida al catolicismo fundamental." Esto se transformaría en una especie de estalinismo. Hace tiempo la denunciación se habría transformado en un medio popular, alabado también por el Papa, para imponer metas políticas.

Y justamente no es casualidad que Roma abrazó a la clerical-fascista hermandad de Pío, mientras ahora deja a los católicos reformadores en posición de disidentes. Estos tienen un Papa que cumple fiel el antiguo mandato de Jesu Cristo a Pedro: "Serás el pastor de mis ovejas!" , pero no se convence de que humanos no son ovinos. Es un pastor de la vieja escuela, por ello necesita fijar el cerco. Por ello no puede eliminar la discriminación de los gays, tan poco como la desigualdad de derechos de las mujeres. Por ello no puede aclarar el encubrimiento del abuso de menores, porque de otra manera tendría que aclarar acerca de su propio poder.

Y a que se dedican las ovejas por mientras? Ellas contestan las preguntas sin respuesta de la reforma  a su manera, mediante la desobediencia civil. Curas católicos alemanes dan su bendición a parejas homosexuales en privado. Laicos católicos alemanes celebran eucaristía juntos a protestantes. Mujeres católicas alemanas predican, y profesores de religión alemanes no enseñan un concepto rígido de pecado. Todos ellos viven su fe, contra el autoritarismo romano. Acaso no es esto suficiente revolución pacífica? No, porque todo encubrimiento es destructivo. Quien se establece en la mentira, vive en la esquizofrenia. Nadie lo sabe mejor que aquellos curas que reconocen el celibato teológicamente, pero igual lo transgreden - y al final no sufren a causa de la prohibición, sino de la transgresión.

Berger cree que la hipocresía solo se puede superar teológicamente. Superar el dualismo: mundo sin salvación versus sagrada Iglesia. Superar un Papa que afirma que homosexuales son sirvientes "malos", "moralmente desordenados" de una libertad que "banaliza al humano". Hacia una teología que acepta la vida, que confía en la capacidad del individuo de distinguir lo bueno de lo malo. Sería esto aún católico? Sería resistencia a un absolutismo que es capaz de transformar la Iglesia en una secta. Berger dice que había luchado intensamente consigo mismo si debía manifestarse en Berlín contra el muy reprochado Benedicto, pero finalmente  decidido hacerlo de toda manera. Siento que es correcto, escucharlo en el Parlamento. Y ahí por cierto no hablará contra la democracia. Pero su aparición refuerza a un telón de fondo beato, detrás del que se pueden apoyar desvergonzadamente tesis reñidas con los derechos humanos." Y en que afecta esto a los no católicos? Muy simple.

La Iglesia no deja de ser la máquina  de conciencia más poderosa de nuestro ámbito cultural. Pertenece, en lo bueno y en lo malo, a nuestras tradiciones imperdibles. Por eso, a ningún alemán le puede dar lo mismo lo que indica el Papa. El corresponsal por muchos años del diario Die Welt, Alan Posener, argumenta  en consecuencia en su libro "Der gefährliche Pabst" ("El Papa peligroso") desde el punto de vista de un ateo muy parecido a Berger. Rechaza el discurso  con sesgo religioso sobre una crisis de la cultura europea.   Y critica que Roma y Teherán exhortaran en una declaración conjunta a todos los cristianos y musulmanes a defenderse contra las burlas contra la fe y pasar en ello, si hiciera falta, "los límites de la tolerancia".

Cristianismo sin tolerancia? Porque entonces no Iglesia sin merced? No, ahora uno realmente no quisiera ser Benedicto.  Un viejo señor letrado, que lamentablemente piensa en forma un poquito reaccionaria, lo que tiene consecuencias para todo el mundo. Este Papa tiene la mala suerte de subir a la palestra en un momento histórico donde la libertad terrenal se convierte en ideal generalizado. Por ello, ahora tiene que aguantar que muchos alemanes dicen: yo soy católico, pero en clara separación de la Iglesia oficialista. Y entonces le escriben cartas astutas como Peter Poch, el empleado católico de un consorcio astronauta: "Porqué la condición de homosexuales debiera estar 'objetivamente contrapuesta a la voluntad de Dios'?  No creó Dios al humano según su semejanza? Acaso quiere Ud. con su comentario demostrar la falibilidad de Dios, donde al mismo tiempo se propaga la infalibilidad del Papa? Cometió Dios un error al crear gays y lesbianas?"

Contra tales preguntas no ayudan las excusas: que millones aplauden, y que la Iglesia ya está firme por mas de un milenio. Si, es la pura existencia de algo ya su justificación? Y tiene uno ya razón, solo porqué la gente le aplaude? En un estadio olímpico?? Aquellos defensores del Papa que ahora se apoyan en la masa que celebra, en otros momentos la desprecian profundamente y hacen hincapié de la exclusividad de su club. Pero los otros quieren la Iglesia no como club, sino como futuro.

Ellos dicen, como el padre jesuita Klaus Mertes: "si yo soy católico, no es por la persona del Papa! Ser católico no significa pensar siempre lo mismo como el Papa. Esto es un error del que la Iglesia tiene culpa." El catolicismo según él se ha trasformado en un concepto de lucha que se enfoca más y mas en el oficio del Papa. Mertes, quien se hizo conocido por la revelación de casos de abuso en su colegio, encuentra que puede criticar a Benedicto y sin embargo respetar la institución. Está con el slogan: hacerse presente en vez de retirarse! Porque la obligación verdadera es contradecir por lealtad: "A mi me importa la pregunta por Dios". Por ello Mertes encuentra que el culto pop alrededor del Papa es anticatólico - una conjugación de religiosidad infantil y adicción visual de los medios. Y, porqué no se puede simplemente celebrar, de vez en cuando? Porque muchas veces los fans juveniles del Papa aplauden en la celebración algo con que ni desde lejos piensan cumplir. Así la celebración se transforma en afirmación de una mentira. Mertes lo llama: "Doble moral existencialmente aceptada".

Y como escapa la Iglesia de la mentira? Adaptándose a la juventud? Predicando siempre lo que se vive? La Teóloga Johanna Rahner dice: " Si catolicismo significa siempre solo ser diferente al mundo, entonces esta no es mi imagen de iglesia".  Un religión ilustrada no puede suponer que posee la verdad, sino debe exponerse al presente. "Verdad no se decide por tener el respaldo del aplauso de la mayoría, sino por convencerla." Así que también un Papa debe dar argumentos. Todo lo demás sería una verdadera caricatura de la verdad: un decreto. "El traductor de la verdad divina solo vale tanto como se le puede entender en su tiempo." Hasta aquí el Vaticano no le parece capaz de repensar la cuestión del cristianismo con vista a los humanos.

Algunos por supuesto lo encuentran bastante cómodo cuando no se piensa tanto. A algunos simplemente les gusta ser oveja. Pero Johanna Rahner desea del Papa que encuentre ahora "una palabra edificante para los alemanes que intentan ser cristianos en apertura y debate." No la crítica daña al Papa, sino el silencio. Al abrir la boca, los católicos se acercan un poco al futuro. "En esto Alemania le hace un gran servicio a la Una Sancta, que es irremplazable. Yo encuentro que no necesitamos avergonzarnos de esto."

link al artículo original:

lunes, 19 de septiembre de 2011

Enemigo se transforma en humano

Conflicto en Medio Oriente

Israel quiere impedir  el reconocimiento de Palestina. No comprende la oportunidad de la Primavera Árabe

por:
Alice Bota
Datum18.09.2011 - 18:51

(traducción)

Esto también es Primavera Árabe: arde la embajada israelí en E Cairo, colaboradores judíos tienen que abandonar el país huyendo por miedo de un mob egípcio; en el Sur de Israel cohetes matan a humanos; en Turquía se expulsa al embajador israelí. Este no es un encadenamiento casual de conflictos aislados. Desde la perspectiva de Israel los acontecimientos en el mundo árabe se han salido de control y amenazan al estado judío.

Pero el mayor desafío para Israel viene en la semana entrante: El intento del presidente palestino Majmud Abbas de conquistar una membresía plena de su país en las Naciones Unidas. Ello significaría de facto el reconocimiento de Palestina.

Israel con su negativa a ocuparse seriamente de una solución de dos estados solo impulsó a los Palestinos a dar pasos unilaterales. Los Palestinos por su lado especulan que el día después del 20 de septiembre el mundo árabe, a raíz del aunciado NO de EEUU y otros poderes occidentales,se indignará y mostrará solidaridad con los hermanos en Palestina; aunque sus gobiernos por décadas hayan hecho poco para hacer más digna la situación humana de los refugiados palestinos en sus países.

Existe otro Israel que está harto de la eterna venganza

Las consecuenciasde esta política son peligrosas, no solo porque empujará a palestinos desilusionados hacia las calles.  La solidaridad musulmana podría descargarse en ira, que impactará con vehemencia en Israel. Por un lado, porque el estado judío es odiado en la región. Por otro lado, porque el gobierno israelí desde el comienzo de la Primavera Árabe no ha encontrado un lenguaje para los acontecimientos nuevos. Se generó una situación política nueva - pero Israel respondió con la política vieja.
El primer ministro Netanjahu dejó pasar todas las oportunidades para un cambio de curso. No quiere darse cuenta que algo fundamental está cambiando: lo pueblos árabes se levantan y exigen democracia. Árabes y Democracia: esto probablemente para muchos israelíes habrá sido una pareja de palabras similar de contradictoria como Esperanza y Medio Oriente.  Así Netanjahu al medio de la revolución se comporta como un triste conservador de posesiones adquiridas - pero en la revuelta uno no puede limitarse al business as usual. 

No debiera olvidarse que existe también un Israel diferente. Este Israel está harto de que la política se diluye en meros temas de asentamientos y maniobras de revancha. Cientos de miles se manifestaron durante esta verano en Israel.  No estaban preocupados por Gaza, ni por Egipto ni Syria. Pero ellos mostraron que el país judío se deja contagiar por la atmósfera de nuevo comienzo en el mundo árabe, y cómo calles sin salida se pueden transformar en esperanza.

Netanjahu declaró esta esperanza como peligro. Se aferra a su política del miedo. El ataque a la embajada israelí en El Cairo enciende este miedo. Nunca antes, con excepción de la ocupación de la embajada norteamericana en Teheran en 1979, ocurrió tan acontecimiento. Que un país no puede o quiere proteger a personal de una embajada, es inaudito.

Probablemente bajo el dictador Mubarak esto no hubiese sucedido. Pero quien por ello piensa que ahora ha reconocido la verdadera cara de la Primavera Árabe, está equivocado. Occidente tiene que aceptar que la política de pueblos libres (o de puebles que luchan por el derecho de llamarse libres) será diferente a la de un Mubarak, quizás también más fea. Israel hasta ahora era la única democracia en Medio Oriente, y sin embargo ha tratado de resolver el conflicto con los Palestinos mediante la represión, ha respondido al terror con injusticia. Tampoco la democratización del espacio árabe necesariamente llevará ahora instantáneamente a la paz. Pero democracia en ambos lados significa la única chance para un cambio, aunque sea a largo plazo.

Habrá excesos antiisraelíes, esos son excesos de la "Arabelión" que Israelíes, Europeos y Americanos tendrán que soportar. Nuevos gobiernos árabes deben obligarse a la paz con Israel. A todos que están en camino a transformarse en demócratas hay que convencerlos de este compromiso.

La solidaridad de Europa y EEUU con Israel está fuera de duda. Pero algo se removió. Mientras los estados árabes eran dictaduras, que ofrecían seguridad en la política exterior,  casi todos los medios parecían legítimos, para mostrar fuerza. Ahora, donde en los países árabes los sistemas cambian, la política de Israel se siente más y más como inapropiada e injusta. Por ello los Palestinos gozan gran apoyo a nivel mundial - el tiempo está de su lado.

Los Palestinos han experimentado mucha injusticia, ellos merecen apoyo en su lucha pacífica por la autodeterminación. Quien teme que con ella la seguridad de Israel está en juego y por ello se niega a un reconocimiento de Palestina - por lo menos debiera tener un plan B en el bolsillo, de como después de este septiembre se debiera continuar hacia una solución de dos estados. Hay razones de votar en contra de un reconocimiento de Palestina por consideraciones de solidaridad con Israel. Pero los Israelíes deben darse cuenta de cuan alto es el precio de negar a un pueblo algo que es su legítimo derecho.

link al artículo original:

domingo, 11 de septiembre de 2011

El 11 de septiembre nos sometió a una prueba moral (traducción)

Como se comporta el individuo en medio de quiebres históricos? Una entrevista con el escritor Joseph O'Neill, autor de la celebre novela 9/11 "Netherland" (País bajo)



ZEIT ONLINE: Señor O'Neill: dicen que su novela Netherland es la a la fecha mejor novela sobre 9/11. Ud. piensa lo mismo?

Joseph O'Neill:  Esto por supuesto me adula. Pero no está en mi juzgar tales cosas.

ZEIT ONLINE: Dícese que Ud. captó algo esencial sobre el tiempo después del atentado.

O'Neill: De veras? Para mi existían dos cosas importantes en el 11 de septiembre. Una era la atmósfera en Nueva York en el tiempo después. La otra era todo ese escenario alrededor del gobierno de Bush y la guerra de Iraq. La segunda es tema explícito de las discusiones entre la figura principal de mi libro, Hans Van der Broek, y su mujer Rachel. Sorprendentemente nunca me preguntan por este segundo motivo, aunque a mi en realidad me importe más. Hasta hoy no puedo comprender porque a George Bush todavía se lo toca con guantes de terciopelo. Impera gran confusión moral. Se considera inapropiado hablar en el décimo aniversario sobre los crímenes de Bush. Se cree que debe concentrase en las víctimas y por ello no se puede hablar de lo que pasó en su nombre.

ZEIT ONLINE: Así que para Ud. la verdadera tragedia no es el 9/11 mismo, sino la manera como Bush lo capitalizó?

O'Neill: Creo que al-Qaida nunca había planeado hacer derrumbarse a las torres. Ellos mismos estaban sorprendidos. Ya vimos que después no fueron capaces de generar nada que llegara cerca. El 11 de septiembre fue horroroso para las víctimas y sus familiares. En tragedia se transformó porque nos involucró en lo que sucedió como paso próximo: se gastaron nuestros impuestos para matar a miles de personas sin razón.

ZEIT ONLINE: Cuan pronto después del 11 de septiembre tuvo Ud. la sensación que podría escribir un libro sobre él?

O'Neill: Tuve la idea para el libro mucho antes del 11 de septiembre. Después del atentado en primer lugar me concentré en la vida, no tenía la sensación de poder escribir nada. No podía ignorar al 9/11, pero tampoco sabía como interpretarlo. Esto solo lo logré después de 2003, después de la invasión en Iraq.

ZEIT ONLINE: Como le ha tocado o cambiado el 11 de septiembre en lo personal?

O'Neill: Era la primera vez en que tuve que relacionar mi conciencia individual con la historia. Me sentía puesto a prueba en lo moral.

ZEIT ONLINE: En su libro anterior Blood Dark Track sobre sus dos abuelos, el irlandés y el turco, y sus respectivos destinos en la Segunda Guerra Mundial, se trata exactamente el mismo tema - como el individuo se comporta frente a la historia.

O'Neill: Este es mi verdadero libro 9/11. Apareció en Estados Unidos inmediatamente después del 11 de septiembre. Uno de mis abuelos era un extremista político, el otro fue oportunista. Ambos corrieron al final el mismo destino.

ZEIT ONLINE: Que enseñanza se puede recibir de esto?

O'Neill: Tal vez que es muy difícil entender las cosas en su momento. Solo se puede en retrospectiva. Pero sí creo en una responsabilidad política individual. Si un gobierno en tu nombre gasta miles de millones para matar a gente inocente, tu compartes responsabilidad. Por lo menos la responsabilidad de hacer rendir cuentas a esta gente. Solo que lamentablemente esto no pasa en EEUU:

ZEIT ONLINE: Ud. Ahora es también ciudadano norteamericano?

O'Neill: Si, desde 2007. Pero aún conservo mi pasaporte irlandés. Quisiera tener aún más pasaportes. Pero lamentablemente no se puede.

ZEIT ONLINE: Nacionalidad entonces para Ud. no tiene mucho que ver con identidad?

O'Neill: Me siento más como neoyorquino que como americano o irlandés o holandés. Nueva York está llena de personas que se han desecho de sus identidades anteriores. Quieren ser neoyorquinos.

ZEIT ONLINE: Que significa para Ud. ser uno de ellos?

O'Neill: Es muy difícil ser excluido en Nueva York. Salvo que uno sea pobre. Pero sobre cierto límite económico puedes venir de Timbuctú y ser un neoyorquino plenamente validado. Esta apertura Nueva York se conservó a pesar del 11 de septiembre.

ZEIT ONLINE: En Netherland el Cricket juega un rol central, un deporte que se juega sobre todo en Gran Bretaña y países del llamado tercer mundo. En Ud., este se incrusta en Nueva York, en el centro del mundo occidental. Es el Cricket la metáfora perfecta para el tiempo después del 11 de septiembre?

O'Neill: Cricket está por globalización, para lo otro que ya no se puede mantener fuera de los límites. Desde el 11 de septiembre ya nadie de nosotros puede hacer caso omiso de que nuestros actos tienen consecuencia vehementes en el otro fin de la tierra. Lo que además para el individuo configura una increíble sobreexigencia moral. Como debemos aplicar a nuestros recursos éticos, debemos preocuparnos de la catástrofe de hambre en Somalia, o mejor del Medio Ambiente? Estas son preguntas increíblemente difíciles.

ZEIT ONLINE: Como trata Ud. esta sobreexigencia moral?

O'Neill: Leo muchas noticias de deporte. Esta mañana miré un partido de Cricket en Namibia. Pero, sin broma: no tengo respuestas. Simplemente se debe intentar de vivir con esta situación nueva.

ZEIT ONLINE: Qué rol les queda por jugar a las identidades nacionales en un mundo así?

O'Neill: En el deporte encuentran un lugar. Porque no celebrar la historia e identidad especial de uno? Yo en el deporte siempre estoy por los irlandeses. Salvo en el futbol. Ahí soy inglés. En lo demás, no tengo mucho tiempo para pensar mucho sobre mi identidad.

ZEIT ONLINE: A menos que sea su sobre su identidad neoyorquina.

O'Neill: Si, pero ahí se trata de comunidad. Esto es distinto a nacionalidad.

ZEIT ONLINE: Como cambió 9/11 a Nueva York y los neoyorquinos?

O'Neill: Honestamente, prácticamente en nada. Aparte tal vez de que mucha gente se mudó a Brooklyn y lo hicieron chic. Aparte, aquí hace mucho ya no se habla de 9/11. Al inicio estaba la preocupación si iba a haber otro atentado. Cuando fue claro que no vendría nada más, nadie volvió a hablar sobre el 11 de septiembre.

ZEIT ONLINE: Porqué callan los neoyorquinos?

O'Neill: Se dieron cuenta rápidamente que esto era un fraude gigante. El que no estuvo directamente en las torres, no vivió el 9/11 de manera más inmediata que desde Berlín o desde Moscú. La mayoría de las personas de Nueva York se negó desde el principio a posicionarse publicitariamente como víctimas. Lo sentían instintivamente de mal gusto.

ZEIT ONLINE: Que le importa el décimo aniversario?

O'Neill: Solo me pregunto, porque George Bush no está en la cárcel. Porqué no ha habido investigación  acerca de la guerra de Iraq?

ZEIT ONLINE: Aparte de esto, para Ud. la época post 9/11 concluyó?

O'Neill: Preferiría dedicarme a pensar acerca de otras cosas. Pero aún tenemos que luchar con las consecuencias. Pienso por ejemplo en el surgimiento de Fox News y la completa idiotización de las noticias en TV. Esto tiene que ver directamente con el 11 de septiembre. Esta suspensión de cualquiera racionalidad en el discurso público, esto también lo debemos a 9/11.

ZEIT ONLINE: Que consecuencias tiene esto sobre el rol del escritor americano?

O'Neill: A veces me siento como un escritor soviético. Cada vez más nos transformamos en la única fuente de veracidad, hasta cuando solo escribimos sobre un árbol.

ZEIT ONLINE: 9/11 le hizo ser más político?

O'Neill: No soy una persona especialmente política. Pero a veces tengo la sensación que no tengo alternativa. Cuando uno vive en una sociedad que en cualquier momento puede caer en manos de extremistas, entonces uno automáticamente se politiza. Si el gobierno de USA fuera normal, me dedicaría a tomar té, pasear en el campo y ocuparme del Cricket. Pero no tengo otra elección.


 link al artículo original:

La Dictadura de la Clase Media (traducción)

Arundhati Roy


La escritora hindú Arundhati Roy en conversación con Iris Radisch sobre capitalismo, seducción y la felicidad de la ascesis

 
La escritora Arundhati Roy nació en 1959 en el Sur de India. Su novela "El Dios de las cosas pequeñas" le dio fama mundial en 1997


DIE ZEIT: Desde que el 11 de septiembre los aviones hicieron derrumbarse las torres gemelas, el mundo tiene un hoyo, que a esta altura es más bien más grande que más chico. Fue el 11 de septiembre el principio del fin del Occidente capitalista?

Arundhati Roy: fue el inicio del hundimiento del imperio americano que momentáneamente avanza cada vez más rápido. Desde siempre han surgido y caído imperios. Pero nunca antes el mundo estuvo tan estrechamente conectado en lo cultural y lo económico, como para que una caída nos haya arrastrado a todos los otros. La totalidad de nuestras ideas de lo que pertenece a una vida civilizada se ha vuelto cuestionable.

DZ: Supera el alcance de la crisis  momentánea lo que vivieron  nuestros padres y abuelos, en cuyo tiempo de vida tuvieron lugar dos guerras mundiales?

Roy: Esas generaciones pagaron en Europa un precio alto. Pero su mundo aún se desplegaba en un campo de conceptos claramente distinguibles. Se trataba de Fascismo, Socialismo o Democracia. Nosotros nos encontramos más allá de ese campo. Ya no sabemos qué son nuestros sueños y qué entendemos como felicidad.

DZ: Hace diez años Ud. Escribió un ensayo que se hizo famoso y en él comparó a Estados Unidos con al-Qaida, y afirmó que Bush y Bin Laden eran dobles.

Roy: Ambos eran megalómanos. Ambos estaban convencidos que el mundo tenía que ser como ellos lo estimaban correcto. Pero naturalmente a un hombre que controla a todo el mundo, ya no se puede comparar con nadie. Solo se puede imaginar que ambos, si tuvieran el mismo poder, serían igual de destructivos.

DZ: Entonces Ud., diez años después volvería a escribir este ensayo?

Roy: No lo cambiaría. Pero lo ampliaría. En el intertanto se atacó a Afganistán. Se atacó a Iraq. La respuesta de Bush al 9/11 mató a muchos humanos que ni siquiera sabían que existió algo como el World Trade Center. Todo esto llevó a la crisis en la que ahora vivimos.

DZ:  Cuales fueron sus primeras sensaciones al ver caer las torres?

Roy: La mayoría de las personas en mi parte del mundo no estaba tan choqueada como la gente en occidente. Ya hemos visto tanta miseria, tanta violencia. No tenemos esa idea de una vida perfecta que no se puede destruir.

DZ: En lo diez años después del 9/11, qué ha cambiado en su vida? La crisis del capitalismo, ha recalado en su vida?

Roy: en 1997 apareció mi novela "El dios de las cosas pequeñas" y me transformé en esa heroína hindú de la clase media. Después comencé a escribir mis ensayos políticos, y la misma gente comenzó a odiarme. En Occidente aún se soportaba, mientras yo solo criticaba a los procesos en India. Cuando escribí mi ensayo "Infinite Justice" sobre América, supe que estaba penetrando en territorio ajeno. Pero fue necesario. Fue completamente transparente que detrás de las palabrerías de Bush sobre la guerra sin límite entre el Bien y el Mal se hallaba toda una industria de armas y finanzas.

DZ: Como ve Ud. a Occidente diez años después de 9/11?

Roy: Democracia y Economía de Mercado se han fusionado en un solo animal depredador cuya fantasía gira exclusivamente en torno a su alimento, la maximización de la utilidad. Por ahí se afirma que el mundo  occidental guía la crisis en Afganistán e Iraq para defender el estilo de vida Occidental. Pero el estilo de vida que ahí se defiende con armas es el que acerca la caída del imperio occidental.

DZ: Si hay algo de que Occidente se enorgullece con justa razón, es su estilo de vida, su cultura de la libertad y del individuo.

Roy: Naturalmente existen valores occidentales que merecen la pena ser defendidos. La pregunta es, a qué precio. Occidente no piensa en contextos. Piensa en resortes separados. La guerra contra el terror es un resorte. La economía es otro. Democracia, el tercero. Pero, hay que verlo todo junto. Todos cumplimos obedientes las tareas de nuestro resorte, y al final nos percatamos con sorpresa que sin las abejas que fertilizan las flores no podemos sobrevivir.

DZ: Cual es su pronóstico: tiene el capitalismo un futuro?

Roy: El futuro? Serán las guerras de las elites contra los pobres. Este el verdadero conflicto del que hoy se trata. Tenemos una elite mundial que está cultural y económicamente muy bien conectada en red, y a la que ya solo le importa su propia supervivencia.

DZ: Quien es esta elite?

Roy: En Europa, en América, en India, en China existe una elite que ya solo lucha hacia abajo. A ella le importa el dominio, la política real, la energía. De donde toma China sus materia prima para seguir alimentando su máquina de crecimiento? Tendrá que pelear guerras para ello. De donde toma India su materia prima? Por el momento, de sus más pobres en los bosques. El viejo argumento que la destrucción de las bases naturales de la vida sucede para el bien del país y aumente al final el bienestar de todos, ya no sirve. Todo eso solo son palabras de adorno de la clase media imperante, la elite buenísimamente interconectada a nivel mundial.

DZ. Estamos viviendo en una dictadura de la clase media?

Roy: Si. Hay un totalitarismo de clase media. Esto se puede demostrar en muchos indicios. Los códigos culturales y económicos en India cambiaron completamente en la última veintena. Un ejemplo es la película de Bollywood. En la película de Bollywood ya no se ve gente pobre. En los años setenta y ochenta Amitab Batsham, la gran estrella de Bollywood, actuaba los reyes de los slums, los culis, el hombre pequeño que lucha contra el sistema. En los noventa se ve al mismo actor solo viviendo en mansiones y volando en helicópteros.

DZ: A occidente, lo que Ud. llama totalitarismo de clase media nadie se lo impuso a la fuerza. Nació en sociedades libres, y aparentemente corresponde a los deseos de la mayoría.

Roy: Nosotros lo combatimos. Hace un par de años aún se veía como si la clase media hindú aplastaría todo y transformaría al país en un mall de shopping. Pero esto está cambiando ahora mismo. La gente ya no quiere esto.

DZ: Quien en el mundo occidental debiera levantarse contra la conspiración de la clase media? En nuestros países  casi todos pertenecen a la clase media.

Roy: Porque el trabajo se hace en China o en India.

DZ: Será todo el mundo algún día clase media?

Roy: Esto no podemos ni imaginarlo. La clase media jamás logrará no vivir a costa de otros. Alguien siempre cae fuera.

DZ:  En sociedades homogéneas, quien debiera reflexionar sobre alternativas? Puede la clase media todopoderosa desarrollar alternativas a un modelo económico en el que en la suma todavía sigue lucrando?

Roy: No, esto no lo puede. Es demasiado orgullosa de si misma. Si se cuestiona la clase media, entonces no es ella misma, sino la gente en la selva, afuera en las aldeas, a las que se quita todo.

DZ: De donde sabe Ud. Que la gente en la selva no quisiera igual avanzar a la clase media y conducir un lindo Mercedes-Benz?

Roy. Ellos quieren estar tranquilos y vivir en la selva.

DZ: Está segura?

Roy: Es lo que ellos dicen. No quieren una vida con guardaespaldas y vigilancia policial.

DZ: Pero quizás con máquina lavadora de loza y acondicionador de pelo?

Roy: No creo que todos quieran tener eso. Lo que todos necesitan son agua  limpia y un mínimo de prevención de salud, acceso a medicamentos. Lo que hace tan fascinante a la India es que aquí vive muchísima gente, incluso en la clase media, que quiere vivir una vida sin esas cosas superfluas.  Yo podría deshacerme de todo. Mientras tenga un sitio seguro donde vivir, estoy contenta.

DZ: En Europa solo piensa una elite culta pequeña, aunque esté en aumento.  Son autodisciplina y ascesis una salida de la crisis desenfrenada del capitalismo?

Roy: Son una poción. En India esto no es un proyecto elitista. Viene de una tradición ascética, entre otros del sufismo. Hay millones de personas sencillas en la India que nunca han perdido los secretos de una vida sustentable.

DZ: Nos revela sus secretos?

Roy: Es la capacidad de decir: basta. Tengo suficiente. No necesito más. Es la idea de la felicidad elemental, como la conocí donde los aborígenes en la jungla.

DZ: Si queremos poner rienda a los excesos del capitalismo, recordando nuestras necesidades reales, nos buscamos un problema nuevo. Debemos distinguir necesidades verdaderas de las falsas. Como debe funcionar esto?

Roy: Se puede. Cuando me crié en la aldea en Kerala, solía comer lo que crecía allá. Fue una comida maravillosa. Había una felicidad en esta comida que no había volado alrededor de medio globo, para aterrizar en mi plato. No necesitábamos ocuparnos del problema si preferíamos comida italiana o comida china. Ni siquiera estaba dentro de nuestra imaginación. No existían restaurantes, ni negocios. Existía mucha soledad, mucho silencio. Como niña yo estaba muchas horas al lado del río. Pero no fue una vida primitiva. Teníamos libros.

DZ: Como se puede transferir un concepto de vida así a sociedades modernas?

Roy: También en Europa y en América existía originalmente la distinción entre lo que se necesita y lo que se desea. Esta capacidad de diferenciar se ha perdido.  Ahora se necesita el Mercedes-Benz. A uno lo bombardean con estos estímulos, es un verdadero lavado de cerebro, lo que pasa en Occidente.

DZ: Hace mucho tiempo que en Europa una critica de cultura de izquierda no se atreve a hablar de conciencia correcta y equivocada. Hoy ya nadie lo hace. Ud. no conoce estos escrúpulos?

Roy: No. En el momento en que el pensamiento antiguo al estilo de "aquí hay un par de zapatos que aguanta para la eternidad" se remplazó por la promesa "aquí hay un par de zapatos que te provoca una sensación fantástica", la conciencia equivocada llegó al mundo.

DZ: Y Ud. afirma que el tipo con la sensación fantástica de zapatos se sometió a un lavado de cerebro?

Roy: Desde afuera esto se ve claramente.

DZ: Pero todos somos demócratas adultos y consumidores inteligentes.

Roy: Y estos demócratas adultos todos quieren manejar un BMW y comer mangos de la India, cordero de Australia y kiwis del Brazil. Okay. (Vehemente) No estoy interesada en explicar a estos europeos inteligentes cuales son sus necesidades reales. Lo que yo hago, es apoyar a mi gente acá, y decir, por vuestras necesidades no nos dejamos expulsar de nuestras casas, nuestra tierra. Me da lo mismo si en Europa cada familia necesita dos autos. No sirve de nada si yo digo que no los necesita. A mi me ocupa la gente que lucha por tener una comida al día.

DZ: Ud. no quiere  convertir a Occidente?

Roy: Hace mucho que ya no. No tiene sentido moralizar. Para qué voy a convencer a la gente no ir al shopping? El mundo occidental solo cambiará cuando los que están con la espalda a la pared lo obliguen.

DZ: Como se protege Ud. misma de las seducciones del capitalismo?

Roy: Es una lucha que cada cual tiene que pelear consigo mismo. Yo he ganado mucho dinero y me compré este departamento aquí en Delhi, en donde estamos sentados. Nada más. Hay que encontrar un equilibrio.

DZ: Y como encuentra Ud. este equilibrio?

Roy: Se encuentra y se pierde, se vuelve a encontrar y se vuelve a perder. Es la vida. No se trata de sacrificar bienestar y después sentirse infeliz. Se trata de ni desear ese bienestar. Todo el dinero que gano con mis libros, ahí está para compartirla, entregarla. No tengo apego con este dinero. Mis amigos siempre dicen: nos hemos hecho ricos. Para mi es una posesión en comunidad.

DZ: Ambición de dinero también tiene que ver con miedo a la vida, protege, tranquiliza.

Roy: Mi madre me dio esto para el camino: debes ser independiente, no puedes deshacerte de todo, pero tampoco necesitas todo lo que tienes. Yo sé que es lo que necesito. El resto, lo doy.

DZ: Que es felicidad para Ud.?

Roy: Esto cambia. Ser abierta. Ser una parte del viento que sopla por el mundo. Y después volver a retirarse. Dejarse sorprender. Y sorprenderse a si mismo. Ser curioso, y no saber que va a pasar mañana.

DZ: Vive salvaje y en peligro! Esto es una frase popular de la bohemia alemana.

Roy: digamos: felicidad es vivir sin piel. Si no te desgastas. Vivo aquí en un barrio simpático de Delhi, pero si Ud. pasa por las calles en la noche, no creerá lo que va a ver. Las veredas están llenas de gente acostada. Es difícil soportarlo. Y es muy fácil llegar ahí, si uno no vive en redes de seguridad social o familiar. Pero si uno vive en esas redes, uno no tiene la libertad de la que hablo.

DZ: Es esta la vida salvaje hindú, que Ud. celebra tantas veces?

Roy: India consta de muchos países y vive en varios siglos. Todavía tiene muchos lugares totalmente mágicos. Solo a dos minutos de distancia de mi departamento hay un barrio donde ni puedas imaginar que el mundo moderno sigue existiendo. Esta diversidad se quiere rectificar abriéndose hacia los mercados occidentales. Quieren civilizar a la India. Quieren que todos deseen lo mismo.

DZ: Si existiera siquiera una posibilidad de parar esto, Ud. ha dicho, entonces seguro que no en salas climatizadas de conferencias, ni en las grandes ciudades. Donde más debieran negociarse los problemas de las sociedades modernas?

Roy: Los sitios donde se hace política son ferias, donde solo cuentan los intereses de finanzas. Aquí está sentada la gente que acerca del cambio climático solo tiene la idea del tráfico de certificados de emisiones.

DZ: Si la política ya no puede resolver nuestros problemas, entonces quien?

Roy: La guerra de los recursos nos va a obligar a encontrar alternativas. Es vital para la supervivencia jugársela por una sociedad no capitalista. Tengo la sensación que todo por lo que he luchado en los últimos años ahora ha llegado allá afuera. Todo lo que hablamos hace años, por fin está escrito en todos los diarios.

DZ: Ud. Ahora tiene 52 años. Como se verá su futuro?

Roy: Veo a mi madre, tiene 74 años, una persona salvaje y loca, que ahora tiene el mejor tiempo de su vida. Disfruta de si misma. Dirige su propia escuela. Podría salir de una película de Fellini. Está tan libre de todo. Estoy seguro que voy detrás de ella.


link al artículo original:

lunes, 5 de septiembre de 2011

El Muro calla

50 años construcción del Muro de Berlín

Hace 50 años - el 13 de agosto de 1961 - el gobierno en Berlín Oriental comenzó la construcción de la "valla de protección antifascista". Sobre las circunstancias políticas se ha escrito mucho. Pero que fue lo que la gran reclusión obró en las personas en la RDA? Suposiciones de un interno.

Desde el Este se veía el muro solo excepcionalmente; a los internos una franja ancha limítrofe nos mantuvo alejados. En Berlín Occidental se podía escalar a esos puestos en altura, y entonces se veía lo que era visible de él. Algunos lo miraban por largo tiempo, porque tenían la sensación clara de ver algo que no era entendible. Qué era lo que esta brecha del ancho de un dique encerraba? Lo recluido quedaba invisible. Como si se hubiera construido una represa en medio del desierto.

El Muro se construyó para contener a una corriente de refugiados, pero la corriente ya no era visible.  Las masas de refugiados no estaban paradas frente a él con sus maletas hechas; hubiera sido una fila ancha alrededor de todo Berlín Occidental. De ello no se veía nada, cuando una estaba de centinela en estos puestos en altura. El país estaba postrado en calma, en alguna distancia de veían personas que sin prestar atención al muro caminaban sus caminos.

"Es un campamento de delincuentes?" podía haber preguntado un turista no informado a alguien de Berlín Occidental. Pero no, de ninguna manera, podría haberse contestado: ahí se vivía en total normalidad, habían matrimonios y defunciones, ahí se engendraban y criaban niños. Si bien allá no existía todo a lo que acá hace rato se estaba acostumbrado; no había Coca-Cola, y pocas veces plátanos. Si bien allá no se podía viajar adonde uno quisiera. "Pero allá igual se puede vivir, algunas cosas incluso son mejores: Las guarderías infantiles, no hay cesantes, los arriendos son baratos … Claro que sería mortal, pasar corriendo por acá, pero en serio: Ud. haría eso? Quien está en sus cabales, ni lo intenta … " El extranjero ahora está de acuerdo, pero aún no comprende porque uno arriesga su vida por plátanos y Coca-Cola.

De la normalidad de la vida se veía poco, desde estos puestos en alto. Era una normalidad que no solo necesitaba el encierro hacia afuera, sino también  el cese de movimiento interno, para no transitar espontáneamente hacia algo diferente.  Ni se veía el gran anhelo de cruzar la línea, ni esa gran inmovilización con ayuda de esta institución camuflada de servicio secreto proliferante a través de los años, que se llamaba Seguridad Estatal (Stasi).

Este muro nos envolvía en futilidad. Nos excluía de todo lo posible, pero sobre todo de nosotros mismos. La normalidad detrás del muro era una vida excluida de si misma, excluida de anhelos humanos, que eran tan esenciales, que uno se disponía a abandonar a todo lo que tenía allá. Que uno hasta arriesgaba su vida por ello. Tan potente como estos anhelos debía ser la represa. Aquí está la equivalencia con las masas de agua, y aquí está la razón porque ni entonces ni ahora se puede reconocer el muro con solo mirarlo.

Una vida excluida de si misma? Quiere decir por ejemplo esto: si uno debe considerar casarse lo antes posible, para poder postular como ciudadano casado lo antes posible para una habitación propia, que por otra vía que por la dirección estatal habitacional no es alcanzable y a la que uno también como casado tendrá poca esperanza mientras no tiene hijos. Por lo que uno entonces engendra niños con la prematuramente desposada, para estar en un lapso esperable digno de la asignación de una habitación. Estas son consideraciones de planificación de vida absolutamente indignas para un humano libre. Es el proyecto de vida de un interno. Para conseguirse una vivienda aún muy precaria hacen falta no solo materiales y herramientas, sino sobre todo diversos permisos, porque cualquier tipo de iniciativa se ve como "insolencia" por lo menos con sospecha, aunque por lo general se suprime desde el inicio por flojera estatal.

Si además uno está expuesto a obstáculos estatales considerables en casi todos los campos profesionales , pero sobre todo en la economía - también la agronomía -, la educación, la manufactura, los artes, la jurisprudencia y la política, si entonces uno ni en lo profesional ni en lo privado trata con estándares que serían los normales en el lugar y en el tiempo, que formarían en condiciones sin muro las coordenadas de la vida propia, entonces es evidente que uno ve la vida con muro solo en condicional como vida propia.

Entonces uno está excluido no solo de los familiares occidentales, de París, Venecia y los Alpes, sino en cierta manera de si mismo. Entonces la limitación estatal de ninguna manera trata solo del abastecimiento de materiales de construcción y de cítricos, sino en el sentido humanista es existencial. Así entonces las ganas de vivir sufrían considerablemente, la tasa de suicidios era alta. Y en los 28 años intramuros el pueblo internado probablemente se hubiese diezmado aún mucho más, si no del lado estatal se hubiera dispuesto de ese apremio habitacional para la reproducción. En el libro sobre su tiempo en un campamento de prisioneros francés después del inicio de la Segunda Guerra Mundial Lion Feuchtwanger describió de manera ejemplar como el Mal puede nacer desde la mera negligencia. En este sentido de hecho vivíamos en el "reino del mal", porque el abandono del mundo de humanos y cosas así como de la naturaleza se había vuelto sistemático.

La atmósfera de negligencia generalizada, como la describían muchos visitantes occidentales, se sentía en la falta de amabilidad de los órganos estatales y los garzones, el estado ruin visible de las aldeas, las industrias, las calles urbanas y las plazas públicas. Nosotros los internos de la RDA nos habíamos eventualmente acostumbrado, habíamos internalizado esta atmósfera de abandono, y transformado en resignación general, en la frase: "privado viene antes de catástrofe", en una actitud desilusionada hasta amargada, en un odio hacia nosotros mismos, con sonrisa clemente.

Negligencia frente a las habitaciones que por falta de dinero o de materiales decaían o se reparaban precariamente, dejación de las industrias, que tenían que seguir a una doctrina económica errada, de la educación, de las ciencias y los artes, que solo tenían permiso de existir mientras se rendían ante el mandato ideológico del partido de estado. Negligencia ante la naturaleza: conservación ecológica casi no tuvo lugar y no se discutía públicamente.  Abandono de la voluntad humana hacia la perfección, que se enfrentaba una y otra vez al rechazo imberbe de los encargados, hasta que se paralizaba o se transformaba en su contrario. Una manera generalizada de este autoparálisis, siempre con tendencia a la autodestrucción, era el consumo excesivo de alcohol. De parte del estado no se le ponía freno, el licor quedaba a través de los años tan barato como el pan mezclado y el azúcar. Extraña, o más bien lógicamente, nunca fue mercancía escasa.

El muro amenazaba cuerpo y vida; al cuerpo por lo menos se podía salvar. Nadie sabía ese 13 de agosto de 1961 que la reclusión perduraría por años y décadas, y que uno debía arreglárselas con ella de por vida. Esta certeza se infiltraba muy paulatinamente, y nos tocaba a todos por igual. Muy de a poco desde el muro se infiltraba la humillación hacia el país, y nos cambiaba imperceptiblemente.

Después del 13 de agosto 1961 proyectos de vida perdían vigencia, identidades se cuestionaban, relaciones perdían su base, hubo que redefinirse como individuo trasmuro. En el primer tiempo, los sesenta, se generó de ello una mentalidad de campamento, creció un NOSOTROS, una pertenencia a la comunidad de destino, que contenía y reafirmaba mutuamente - tanto más, como conexiones, deseos, proyecciones vitales originales se habían interrumpido.

Desarrollamos estrategias de supervivencia y construimos muros de contención dentro de nosotros mismos. También contra la palabra "muro". Nadie de nosotros sabe decir como la propia vida, porqué debía encontrarse ahí, se transformó en lo que ahora es.  Nadie puede ex post separar estas circunstancias especiales de la vida propia, ni sabría decir que hubiese sido de la vida propia en circunstancias diferentes. También desde la posterioridad se la ve como la vida propia y se la defiende, porque uno solo tiene esta una. Hicimos lo que pudimos, se dice entonces. Pero justo esto no lo hicimos. Hubiésemos podido muy diferente! En esta sociedad supuestamente tan progresiva realizábamos una regresión con nosotros mismos, porque a la larga no se podía soportar transitar en esta zona especial como europeo adulto e ilustrado. Símbolo de este país transformado en campamento es la baraca, el estándar mínimo.  Faltaban cosas diversas en la economía de carencia. Lo que faltaba sobre todo era libertad, en el sentido clásico de la filosofía alemana, como oportunidad de hacer lo necesario y posible. En este país nunca se trataba de hacer lo humanamente posible, sino que de una suerte de abastecimiento básico en todos los niveles. Una vez que uno estaba acostumbrado, el muro ya no amenazaba la vida, sino a lo más molestaba. Por ejemplo como limitación para viajar.

Aún cuanto haya resultado vivir relativamente  bien en la RDA: tras este muro, tras esta franja de muerte desde el Mar Báltico hasta la Selva de Franconia, nada imprevisto debía pasar, menos debía desarrollarse algo, entonces ahí no se debía vivir, sino existir. Esencial no es que uno podía aguantar la vida ahí después de acostumbrarse por años. Esencial es que era un campamento que con los años se veía como patria, porque crecían árboles y nacían niños. Y porque el sol brillaba. El muro rodeaba una gran mentira, circunstancias, de las que se afirmaba que eran progresivas, para encubrir su regresividad. "Progreso!" estaba escrito en las pancartas omnipresentes, nadie les prestaba atención, nadie se tomaba la molestia de desmontarlas antes de que estuvieran completamente lavadas y habían así arribado a su verdad real. Nuestras circunstancias fueron históricamente no verídicas.   Debíamos recaer detrás de nuestra ilustración y volver a aprender a creer, en la doctrina de salvación comunista, en lugar de servirnos de nuestra razón. El muro nos separaba del desarrollo histórico intelectual, en el que en el fondo nos encontrábamos, por ello la conversación pública estaba sometida a fuerte censura. El muro también era una barricada contra el viento de la historia, contra el tiempo en que vivíamos, nos excluía de nuestra contemporaneidad y debía hacernos caer fuera de la historia. Lo que no resultó completamente, pero sí dejó huellas notorias.

"Aquí engaña todo, menos la apariencia", se dice que dijo el compositor Hans Eisler después de su retorno del exilio hacia la RDA. Esto se llamaba República, pero no lo era, se llamaba Democracia, se llamaba Parlamento. Partidos, se llamaban, y Elecciones. Se llamaba Escuela y Universidad, se llamaba Academia y Teatro, se llamaba Trabajo y Habitación y Restaurante, y en realidad era solo un hacer-como-si-lo-fuera. Nuestras tiendas y hostales se llamaban oficialmente "institución abastecedora", restaurantes solo existían para salvar una apariencia civil, pero al mirarlos de cerca se revelaban como algo cercano a ollas comunes.

Lo provisorio de estos años de paz dentro de la guerra fría se podía tocar en todas partes con las manos. Habitantes de un país ocupado con autoabastecimiento se mantenían tras este muro vivos bajo observación.  Experimento socialismo? Este experimento solo disfrazaba nuestro mantenernos vivos en estancamiento. Y tampoco "fracasó" en la RDA, como después muchas veces se decía. Nunca le fue permitido vivir ahí. Tan pronto algo empezaba a vivir y desarrollar dinámica propia, venían los rusos y lo apagaban a pisotadas.

Aún existe gente que cree haber entendido el muro al saber cuántos años duró, cuan alto fue, como estaban estructuradas las instalaciones, cuantas personas de qué manera lo superaron, fueron detenidos, o murieron. Todo esto ya se ha descrito y documentado cien veces. Pero lo que vemos ahí son los bordes filudos de un fenómeno que quedó ampliamente invisible, desde afuera como desde adentro.

El muro calla. De poco sirve coleccionar sus restos de hormigón o cartografiarlo. Romper su silencio solo puede quien logra hacer hablar los que enmudecieron tras él. Pero como hacer visibles procesos internos que tardaron décadas, y que para los que se resignaron, que estaban afectados por esta transformación interna, menos podían ser percibidos?

Y como se podría transmitir estos procesos hoy a aquellos que vienen desde lejos a Berlín y quieren ver "The Wall"? Visible es que el muro fue una limitación para viajar. Un campamento de prisioneros también es una " limitación para viajar", pero lo que significa vivir en él no se define suficientemente con esta expresión, más bien suena a burla.

Desde los puestos en altura turísticos se veía del muro solo que podía ser mortal el intento de superarlo. Que podía costar la vida, aguantar detrás de él, no se veía. En sus audaces actos de desesperación, los humanos que morían en el muro variaban una misma frase: arriesgo mi vida para ganar mi vida. Ahora se calcula su número como si la cifra fuera una prueba del terror de la construcción. Ellos son, como la construcción misma, solo una seña de lo terrible que ella rodeaba. Seña de una internidad terrible, donde había suficiente comida, trabajo seguro, donde uno de algún modo estaba habitando y recibía atención médica, y que estaba abierta hacia arriba, o sea provista con aire en abundancia - y donde sin embargo se podía estar cerca de la asfixia, hasta que le nacía el impulso pánico de escapar como de una pesadilla.

(traducido de: Die Mauer schweigt, por  Martin Ahrends, en Die Zeit,10.08.2011)
http://mobil.zeit.de/2011/32/Mauerbau